martes, 17 de junio de 2008

PENSAMIENTO ECONÓMICO DE MANUEL BELGRANO



Manuel Belgrano estudió Latín y Filosofía en el Real Colegio de San Carlos de Buenos Aires y abogacía en las Universidades de Salamanca y Valladolid. En Madrid se vinculó con conocidos economistas españoles que abrazaban las ideas fisiocráticas y clásicas de la época. Escribió numerosos artículos sobre economía entre los que sobresalen las Memorias sobre el estado de las Provincias.
Belgrano fue un economista sistémico, es decir un pensador que concebía la economía como una ciencia que debía enmarcarse en el contexto político y sociocultural de la época, en permanente conexión con otras ramas del conocimiento científico-social. El progreso material, decía en sus Memorias, no se puede considerar como un compartimiento estanco, aislado del socio-político y a éste desvinculado del progreso cultural. "Sin enseñanza persiste la ignorancia, sin educación, la barbarie. Para encauzarse en la senda del progreso lo que más urge, pues, es ampliar y diversificar los establecimientos educativos y formar al hombre moral".
Belgrano se formó filosófica y económicamente dentro del movimiento intelectual
racionalista y liberal que caracterizó al siglo XVIII.
Sus maestros Smith y Quesnay, marcaron en forma definitiva el pensamiento de Belgrano, le proporcionaron un punto de vista relativamente ecléctico entre la abstracción y generalización smithiana y el pragmatismo mercantilista absoluto.
Transmitió sus ideas económicas a través de tres instrumentos diferentes dos
traducciones efectuadas en 1794 y 1796; las Memorias que debía leer anualmente ante los miembros del Real Consulado de Buenos Aires, del cual fue su Secretario; y diversos artículos publicados en el semanario Correo de Comercio.


-Conceptos sobre valor
Belgrano, a pesar de haberse formado en la escuela liberal smithiana, no establece la diferencia entre valor de uso y valor de cambio que caracteriza a la escuela clásica inglesa. Él apunta más bien al valor de cambio, es decir, al precio.
Es justamente en este terreno en el cual Belgrano tiene conceptos muy claros y precisos sobre la determinación del precio, tan claros y precisos que evidencian una superioridad con respecto a Galiani y al mismo Smith. Su razonamiento es impecable estableciendo una combinación entre elementos subjetivos y objetivos en la formación del precio de las cosas, es decir, hace intervenir a los elementos oferta y demanda. Dice en uno de los artículos del Correo de Comercio, N° 27 del 1/9/1810: “Ninguna cosa tiene su valor real, ni efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y éste se liga precisamente a la necesidad que tengamos de ella; a los medios de satisfacer esta inclinación; a los deseos de lograrla y a su escasez y abundancia.
Belgrano estableció una estupenda combinación entre el valor de uso y el valor de cambio, cosa que no supieron hacer los clásicos quienes al no poder encontrar la conexión entre ambos conceptos sólo consiguen retardar el progreso de la ciencia en este aspecto.


-Productividad
Uno de los aspectos en que Manuel Belgrano evidencia la influencia fisiocrática es el que se refiere a la agricultura y el papel que ésta desempeña en el campo económico.
Tuvo un punto de vista ético, lo cual denuncia una influencia roussoniana ejercida a través de la fisiocracia: “La agricultura es el verdadero destino del hombre. En el principio de todos los pueblos del mundo, cada individuo cultivaba una porción de tierra, y aquellos han sido poderosos, sanos, ricos sabios y felices, mientras conservaron la noble simplicidad de costumbre que procede de una vida siempre ocupada, que en verdad preserva de todos los vicios y males”.
Belgrano tenían un significado superior a las doctrinas de la fisiocracia y de los primeros clásicos de la economía política por sus aportes en relación a lo que él denominó desarrollo económico armónico y autónomo. Armónico, porque debía articular la prosperidad económica de la agricultura con el incipiente desarrollo de la industria, el comercio y las artes. Autónomo, en el sentido de la necesidad de romper los lazos económicos con la metrópolis española como intermediadora y receptora de riqueza. Para Belgrano, como así también para otros pensadores de la época, el comercio libre fue sinónimo de independencia política.
El comercio resultaba de importancia vital para la agricultura. Sostuvo que el valor de la producción agrícola crece cuando se han removido los obstáculos al comercio.
Esos obstáculos consistían en:
a) la ignorancia del pueblo; de ahí su insistencia en crear escuelas públicas donde se enseñara matemáticas, castellano, latín, dibujo y las cuestiones prácticas inherentes a la actividad agrícola, mercantil y a la navegación.
b) la falta de comunicaciones adecuadas, tanto internas como externas, bregando permanentemente por la construcción de caminos, puentes, muelles, canales, etc.
c) la falta de libertad para comerciar.
Belgrano se refiere al desarrollo gradual de las actividades manufactureras a las que les atribuye la mayor significación para el logro del desarrollo económico equilibrado y sostenido. Deberían "gozar de especial cuidado por parte del gobierno ... la industria del hilado de lana y algodón, los cultivos industriales del lino y cáñamo y la industria de los cueros ... Es imprescindible traer de Europa las máquinas y los maestros necesarios ... así como curtidores de los excelentes que se pudiesen conseguir ... o, en su defecto, se envíen jóvenes para aprender cuantas nociones teóricas y prácticas" sean necesarias.


Dinero
Belgrano expone sus ideas monetarias en varios artículos aparecidos en el Correo de Comercio. No desarrolla, desde luego, una teoría monetaria pero su pensamiento al respecto denuncia ciertos conceptos, a veces explícitamente, que merecen algún comentario. Tales conceptos se refieren a la naturaleza del dinero y a sus funciones.
Contiene, además, la idea implícita del velo monetario, como asimismo la de una teoría cuantitativa del dinero. Con respecto a la naturaleza, Belgrano expone sus ideas de forma tal vez no muy satisfactoria. No obstante no encontrar en sus escritos una definición precisa acerca de qué es el dinero, existen varios pasajes cuyo contenido se inclinaría por ubicarlo en la corriente metalista, es decir, entre aquellos que consideran al dinero como una mercancía, con valor intrínseco.